Algúnas veces me dueles en las manos,
otras en las ideas,
en los suspiros.
Me lastiman tus anclas, las que te mantienen aquí,
desgarrando las ganas de seguir adelante.
Tus anclas que pesan a mis pasos
a los pasos propuestos para alejarme de ti.
Me duelen los dedos,
los hombros,
las orejas,
la volutad,
la paciencia.
Me duele…
entre el alma, el odio y el corazón,
todavía me dueles.
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