Yo quiero que escuches un “te quiero”
cuando te cuento lo que fue.
Escuchar de tus labios que me amas
cuando cuentas hasta diez.
Quiero que me cuentes de tus días,
de tus sueños,
de tu sed.
Regálame tus cuentos
luna nueva
que en cada uno escucho la historia de lo que podemos ser.

Y nos vamos regalando días…
De momentos,
de horas,
de besos… vamos armando nuestros días.
Me gusta que me conviertas en día, uno de esos que no se olvidan…
de manos de minuto,
de bocas de segundo,
de suspiros sin tiempo.
Yo mientras hago de ti mis días,
de tus sonrisas,
de tu voz profunda,
de tus rutinas,
de tus abrazos,
de tus manías
…de tu olor hago yo mis días.

Te lo dije siete veces
te lo susurre la primera noche
te lo escribí en la segunda carta
te lo pinte con el dedo en la espalda

Te lo dije siete veces
te lo cante el cuarto día sin guitarra
te lo grite en la quinta siesta improvisada
te lo deje doblado bajo la almohada

Te lo dije siete veces

suspirando palabras en el ultimo beso de la madrugada.

En el tiempo que me toma fumarme un cigarro te escribo un poema.
Uno que te deja libre sin saberlo.
Se me escapa la tinta,
tan rápido como te me escapas tú.
Mientras, las lagrimas no salen,
no puedo llorarte ni una gota.
Porque en tu libertad no hay tristeza,
solo posibilidad.
Porque en tus ojos no hay miedo,
solo esperanza.
Y en tus manos nada más que ganas de tocar.
En el tiempo que toma fumarme un cigarro te libero sin saberlo.
Porque te amo y sé que amarte es dejarte en libertad.

Buscando una excusa para sentir
me enamoré de tu nombre,
me refleje en tus ojos,
te seguí los pasos.
Como pretexto para amar
te hice mía,
me aferré a tus manos,
te encerré en mi cuarto.
Persiguiendo un camino
te amarré con palabras,
me convertí en flores,
te vendí mis sueños.
… pero tu eres más libre que mis trampas,
mas astuta que mis deseos,
no te creíste nada.
Porque cunado me miras de cerca
ves el vacío,
tanto espacio y no hay lugar para ti.

El las noches de insomnio
la perspectiva de explotar
de perderme en pedazos.
En mis noches de aire caliente
tantas palabras
nada que decir.
En nuestras noches de ausencia
ansiosa de familiaridad
perdida en el deseo no dejarme llevar.
En esta noche de insomnio
te vuelvo a esperar.

¿Viste la luna cuando se teñía de colores?
¿Fuiste cómplice del astro camaleónico?
Dime que mirabas la luna cuando escribió tu nombre,
cuando lo grito en la noche más larga de tu invierno.
Cuéntame que te dice cuando hablas con ella,
cuando no te deja dormir.
Prométeme que la luna te llama a veces,
que cuando miras al cielo,
de vez en cuando piensas en mi.